El mayor esfuerzo en la vida de una perra es la producción láctea para la alimentación de una camada en su periodo de lactancia.
La lactancia es la mayor prueba fisiológica a la que se puede someter la evaluación de un alimento para un fin determinado.
Es conveniente que en los días posteriores al parto la perra tenga un peso entre un 5 a 10% por encima del habitual, así estará en mejores condiciones para este periodo de lactancia.
Son válidas todas las consideraciones cualitativas sobre los requerimientos hechos para el último tercio de la gestación.
Las diferencias son cuantitativas y pueden alcanzar valores de hasta 200 a 300% sobre las necesidades de mantenimiento de un adulto.
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Producción láctea en la lactancia
La producción láctea alcanza su pico en la 4ª semana de lactancia, a partir de la cual comienza a descender hasta el destete, que deberá realizarse entre la 5ª y 7ª semana.
Si los nutrientes ingeridos no cubren los requerimientos energéticos, la perra utilizará sus reservas orgánicas, con la consiguiente pérdida de su peso corporal y reservas proteicas.
Estos altos requerimientos se deben a los gastos ocasionados por la intensa producción láctea, se puede recomendar una dieta como la llamada “alta energía”.
Para compensar esta pérdida de energía es imprescindible adicionar 200 kcal, por kilo de peso de la camada, a la dieta normal de la madre.
La leche de la perra contiene unas 1.200 kcal por litro, por lo que tendrá que producir 2,3 litros diarios para alcanzar las calorías necesarias para sus cachorros.
Hay que observar el enorme volumen líquido que la madre deberá tomar.
Se supone que los cachorros utilizan sólo el 75% de la energía calculada, por lo que se debe adicionar un 25% más de calorías, es decir, 3.500 kcal/día, que la madre cede a través de la leche.
Requerimientos energéticos en la lactancia
A las pérdidas energéticas por la leche deben sumarse los requerimientos energéticos propios para mantenimiento; resultan 5.200 kcal/día, lo que representa 3 veces más sus requerimientos basales.
En cuanto a las proteínas, un 30% de materia seca (MS) O SEA 7,5 (CSS), es lo adecuado para una óptima lactancia.
Pueden utilizarse dietas comerciales que se suplementarán con proteínas de buena calidad hasta llegar al requerimiento exigido.
La concentración necesaria de grasa, o una cantidad algo mayor que la señalada para el preparto, evitará la utilización de las proteínas como fuente de energía.
Es necesario considerar la concentración calórica del alimento utilizado y su frecuencia de suministro, o bien dejar el alimento en forma permanente para que la perra coma ad líbitum.
En la práctica, puede utilizarse un balanceado comercial seco.
Si es posible el de mayor concentración calórica un aporte calórico adicional necesario, calculado para que la madre no pierda peso durante la lactancia.
Por el contrario, en hembras con camadas limitadas hay que considerar también la cantidad de alimento, su exceso podría provocar obesidad.
Entre la 4ª y 5ª semana post parto, cuando la leche deja de ser la única fuente de alimentación para los cachorros, los requerimientos de la madre disminuyen.
El nivel de la ingesta se podrá mantener en un 20% más durante 2 a 3 semanas si fuera necesario.
Ernesto Rodolfo Hutter
Nutrición en caninos y felinos