La displasia de cadera es una enfermedad que afecta el crecimiento o desarrollo anormal de la articulación coxofemoral, con presentación usualmente bilateral de los síntomas y, donde se encuentra como signos característicos subluxación o luxación completa de la cabeza femoral, lo cual a largo plazo, lleva a la presentación de lesiones en los tejidos blandos adyacentes y el desarrollo de osteoartritis con distintos grados de intensidad de la cadera.
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Incidencia
La displasia de cadera afecta principalmente a razas grandes y gigantes con masa muscular ampliamente desarrollada, es así como razas tipo Pastor Alemán, Labrador Retriever, Rottweiler, Gran Danés, Golden Retriever y San Bernardo resultan ser las más afectadas; estos últimos con incidencias de presentación de hasta 47%. Perros con pesos inferiores a 11kg e, incluso gatos, pueden presentar la enfermedad o lesiones similares a ella, pero de estos pacientes se sospecha principalmente la mediación de algún tipo de trauma directo que la haya desencadenado.
Patogenia
La enfermedad se presenta como una condición congénita con una predisposición poligénica sumada a la presencia de múltiples factores de riesgo externos agravantes. A pesar de lo que podría pensarse por el nombre de la enfermedad, estos genes no afectan la formación del esqueleto de manera primaria, pero sí de los tejidos blandos subyacentes de la articulación. El siguiente agravante de la condición es la disparidad de crecimiento entre la masa muscular y el acelerado crecimiento del esqueleto, incluyéndose el desarrollo completo de las articulaciones. Es así como esta suma de factores lleva a la presentación de una inestabilidad articular con distintos grados de intensidad. La inestabilidad articular será la encargada de llevar al desarrollo de los cambios erosivos en el cartílago articular y a la inflamación de los tejidos anexos de la cápsula articular, lo cual conlleva con el paso del tipo a la presentación de los síntomas de osteoartritis juvenil, usualmente diagnosticada en estos pacientes.
Signos clínicos
Generalmente se reconocen dos tipos de pacientes y con ellos la variación de la intensidad y afección de la o las articulaciones involucradas. En pacientes menores de un año lo que principalmente se encuentra es la inestabilidad de la articulación de la cadera, reducción de la actividad, evidencian dolor y cojera de los miembros posteriores manifiesta con un “andar de Conejo”. Estos signos tienden a aumentar con el ejercicio o por traumas, además de presentarse de manera uni o bilateral. La prueba de Ortolani es una prueba realizada por el médico veterinario; es más evidente cuando se realiza en animales de más de 6 meses, es una prueba que depende de la posibilidad de generar un pequeño click articular ante el movimiento bajo presión manual de aducción-abducción de la articulación coxofemoral. Al obtenerse este sonido se reconoce como positiva y por la molestia que se induce en el paciente y dependiendo de los signos de dolor previos, puede llegar a ser necesario practicarla bajo cierto grado de sedación del paciente.
Cuando observamos animales adultos, estos signos además de ser exacerbados pueden presentarse cambios tan graves como la negatividad de la prueba de Ortolani debido a la subluxación crónica de la articulación, pero que ha llevado a una remodelación marcada de las superficies acetabulares y/o de la cabeza femoral.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad siempre dependerá de un adecuado examen clínico del paciente y la correspondencia de los signos de enfermedad expresados por el paciente; sin embargo es muy importante aclarar que, como la idea primordial es detectar a los animales que son positivos rápidamente dentro de las camadas, en el caso de los criadores, se han desarrollado varias técnicas que han intentado resolver la cuestión de diagnóstico temprano de la enfermedad con resultados variables y siempre en pos de evitar la cruza futura de los progenitores de estos pacientes.
En los pacientes de edades tempranas (sobre los 4 meses de edad) se han iniciado pruebas de reconocimiento a través de técnicas de palpación que pueden detectar, con cierto grado de subjetividad por parte del evaluador, la presencia de inestabilidad en la articulación coxofemoral. Este examen debe realizarse bajo efectos de una sedación fuerte o incluso bajo anestesia general ya que suele ser bastante incómoda para los cachorros.
La evaluación de factores como la congruencia articular debe ser monitorizada con la toma de placas de Rayos X a partir de los 6 a 7 meses de edad y siempre bajo anestesia general, nuevamente debido a la incomodidad que sufren los pacientes durante el examen.
Clasificación de la displasia de cadera
Como lo mencionamos anteriormente la evaluación ortopédica que se pueda realizar a partir de las placas de Rayos X será la base para esclarecer el avance de la enfermedad y las principales conductas que tomaremos para intentar corregir el problema del animal enfermo. Lo que es analizado en este examen es el grado de relación y ajuste que se observa entre la cabeza femoral y el acetábulo del Íleon, así como los cambios osteopáticos que pudieran observarse en el caso de evaluarse un paciente y la progresión de la enfermedad.
La Fundación Ortopédica para Animales (OFA por sus siglas en inglés) estableció 7 grados de cambios que se pueden encontrar al hacer esta evaluación por parte de los veterinarios. Es así como se estableció que los 4 primeros niveles de cambios servirán para describir a pacientes con caderas sanas dando el estándar de 1. Excelente; 2, Buena; 3. Aceptable; 4.Borde de línea. Esta última clasificación está ya sea por mal posicionamiento durante la realización o con cambios de conformación o patológicos mínimos y siempre requiere la confirmación con una nueva evaluación en los próximos 6 meses o en caso de presentarse alteraciones clínicas o síntomas relacionados.
Para los pacientes con alteraciones clínicas evidentes en el examen se manejan 3 grados de afección de la siguiente manera 1. Media; 2. Moderado: y 3. Severa, siendo en estas 2 últimas clasificaciones donde se encuentran, en general la mayoría de los pacientes, por lo que sus síntomas tienden a ser bastante marcados y complicados para el pronóstico del mismo.
Tratamiento
En cuanto al manejo médico se plantean principalmente el uso de antiinflamatorios no esteroidales en ciclos de tratamiento que el médico veterinario crea conveniente según el medicamento que elijan. También se incluye dentro de este manejo paliativo la inclusión de agente nutracéuticos que pueden ser modificadores de la condición de artritis como el ácido hialurónico y proteoglicanos como el condroitin sulfato que son constituyentes de las superficies articulares y contribuyen a la reducción en la progresión de los síntomas
Tratamiento quirúrgico
En cachorros menores a 20 semanas que presentan ya laxitud de la articulación de la cadera, se puede realizar la sinfisiodesis púbica, técnica en la cual se modifica el crecimiento de la pelvis, lo que con el desarrollo del hueso modificará el grado de ventroversión del acetábulo; de esta manera se reduce la inestabilidad articular incrementando el contacto del acetábulo con la cabeza femoral.
En perros jóvenes menores de 10 meses, cuando se observa solamente una subluxación articular sin que idealmente hayan aparecido cambios degenerativos en la misma, se recomienda la osteotomía pélvica triple (TPO), en ésta se restablece la estabilidad mediante reacomodaciones óseas que modifican los ángulos de contacto articular. La recuperación dura aproximadamente 6 semanas y se ha reportado una funcionalidad completa de la cadera. En perros con más de 25kg y de más de 10 meses, donde ya hay osteoartritis y el control médico no funciona, se recomienda el reemplazo total de cadera, la recuperación es de aproximadamente 4 a 6 semanas, con una alta tasa de recuperación de la función completa de la cadera. De manera secundaria se puede plantear la amputación de la cabeza femoral irregular lo que induce la formación de una pseudoarticulación fibrosa, sin embargo el éxito de este procedimiento depende bastante del peso corporal y desgraciadamente surge en la mayoría de los casos la necesidad de realizarla de manera bilateral.
En todos los casos de tratamiento quirúrgico está indicado el manejo con fisioterapia específica después de la cirugía para evitar, entre otras la pérdida de la masa muscular durante la recuperación.
Bibliografía disponible en geneticacaninacolombianz@gmail.com
Laura Santos
Iván Martín
Universidad de la Salle