Los prebióticos son ingredientes alimentarios no digeribles (oligosacáridos) que llegan al colon y sirven de sustrato a los microorganismos originando energía, metabolitos y micronutrientes.
Estos microorganismos son utilizados por el hospedador para estimular el crecimiento selectivo de determinadas especies beneficiosas (principalmente, bifidobacterias y lactobacilos) de la microbiota intestinal.
Las formas más comunes de prebióticos son los oligosacáridos no digeribles, como los oligosacáridos de manano, glucooligosacáridos, galactooligosacáridos, fructooligosacáridos y prebióticos de cadena larga como la inulina.
La detección de diferencias en las características de la microbiota entre sujetos sanos y enfermos ha llevado a la conclusión de que modificar estas comunidades microbianas podría tener un efecto beneficioso sobre la salud del huésped en ciertas circunstancias.
Aquí es donde la aplicación de prebióticos o probióticos o su combinación (llamados simbióticos) ha sido el foco de mucha atención; especialmente en enfermedades intestinales humanas y caninas como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
Sin embargo, se hará énfasis en esta sección solamente a lo que prebióticos se refiere.
Tabla de Contenido
Qué se necesita para que una sustancia se considere prebiótico
Por sus características físicas y químicas se han establecido ciertos criterios de inclusión para que una sustancia se pueda considerar como prebiótico.
De estos se deben cumplir con por lo menos tres es estos:
Figura 1. Criterios para ser Prebiótico. Adaptado de (Scantlebury-Manning y Gibson, 2004) y (Hesta et al, 2006)
Cuáles son las funciones de un prebiótico
Es posible precisar las funciones que cumplen los prebióticos dependiendo de la porción de intestino en cuestión (delgado y grueso), como se plasma en la siguiente tabla:
Tabla 1. Funciones de los prebióticos (Adaptado de Gaggia et al, 2010)
Efectos sobre los manano-oligosacáridos (MOS) de los prebióticos
Los prebióticos actúan como receptores análogos del “factor tipo 1 fimbriae”, frecuentemente expresado en Escherichia coli y Salmonella; lo que en consecuencia se ve reflejado en la disminución de la cantidad de sitios de unión de estas bacterias.
La administración de MOS a los perros también produce una disminución de Clostridia spp.
Los estudios entorno a la administración de lactosucrosa en perros y gatos demuestran un aumento de las bifidobacterias y una disminución de los niveles de Clostridia en perros y Clostridia y Enterobacteriaceae en gatos.
También disminuyen los niveles de toxinas y el olor fecal.
Efectos sobre los fructo-oligosacáridos (FOS)
En un estudio se observó que la administración de FOS a perras lactantes produjo un aumento de concentraciones de IgM en el calostro y en la leche.
Llos cachorros de estas perras presentaban mayor tendencia a tener una respuesta inmune IgM más elevada específica para Bordetella bronchiseptica.
En otro estudio sobre la administración suplementaria de FOS en perros, se observó un aumento de la digestibilidad de la materia seca, pero una reducción de la ingestión de comida.
Esta reducción puede deberse a la estimulación que hacen los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) del péptido Y que ralentiza el vaciado gástrico y el tránsito intestinal y reduce el apetito a nivel del centro de la saciedad cerebral.
Por medio de estos mecanismos la mayor digestibilidad de la comida suministrará al perro calorías suficientes como para reducir su ingestión o que el aumento de péptido YY hiciera que la saciedad del perro se produjera con mayor rapidez.
Por otro lado, en los pastores alemanes con déficit de IgA y diarrea a los que se suministró un suplemento de FOS se observó una reducción de la densidad microbiana intestinal y una mejora de los signos clínicos.
Efectos sobre los ácidos grasos intestinales de cadena corta (SCFA)
Los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) (acetato, propionato y butirato) son los principales productos de la fermentación de carbohidratos.
Se ha evidenciado que el ácido butírico es el sustrato de combustible preferido de la mucosa ileal terminal y las células epiteliales del intestino grueso.
Además, estos ácidos orgánicos poseen propiedades antibacterianas y reducen el pH intraluminal mejorando así la salud intestinal de los animales.
Efectos sobre la calidad de la materia fecal de los prebióticos
Parece evidente que las altas concentraciones dietéticas de prebióticos pueden influir en el volumen y la consistencia fecal.
En general, los dueños de mascotas esperan que sus perros excreten heces pequeñas y firmes.
Los prebióticos deben administrarse a perros en concentraciones relativamente bajas (menos de 20 g / kg de materia seca en la dieta).
También se ha observado que la adición de manano-oligosacáridos (MOS) a la dieta ha demostrado una reducción del olor fecal, así como la mejora de las características fecales, con lo cual parece que los MOS pueden ser beneficiosos para los perros con trastornos del intestino grueso.
Efectos sobre el sistema inmunitario
El tracto gastrointestinal es el sitio principal de interacción entre el sistema inmune y los microorganismos.
Si bien el sistema inmunitario desempeña un papel muy importante en el mantenimiento de la homeostasis con la microbiota intestinal, las bacterias que residen en el intestino influyen en el desarrollo de los tejidos linfoides asociados al intestino y dan forma a la inmunidad animal.
Se ha reportado que la utilización de fructo-oligosacáridos (FOS) en combinación con manano-oligosacáridos (MOS) aumentó las concentraciones de IgA ileal.
Así mismo, la suplementación dietética con FOS a 2 g / d más MOS a 1 g / d aumentó los linfocitos sanguíneos y redujo los neutrófilos sanguíneos en perros adultos.
Por el contrario, en otro estudio, una combinación de achicoria (10 g / kg de dieta) y MOS (10 g / kg de dieta) redujeron la concentración de linfocitos de sangre periférica sin otro efecto sobre el sistema inmune.
Los prebióticos son una herramienta nutricional que aporta beneficios considerables a la salud de los animales.
A pesar que son necesarios más estudios para precisar sus funciones y papel dentro del organismo, está claro que pueden ser un complemento bastante eficiente en la dieta de cada mascota.
Su administración es recomendable únicamente por parte de un médico veterinario para evitar efectos contraproducentes, ya que la formulación de estos prebióticos puede ser particular para cada paciente.
Diego Marcelo
Clínica Veterinaria Universidad de La Salle
Edgar Iván Martin
MV MsC (c)
Clínica Veterinaria Universidad de La Salle
Bibliografía disponible en: geneticacaninacolombiana@gmail.com
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